Temática oscura y de terror VI: La locura

La locura constituye uno de los temas más recurridos en la literatura. Lejos de tecnicismos, de diferentes problemas psicológicos, etc., en los que no entraremos, puesto que, al igual que las demás entradas, solo vamos a realizar una aproximación general, un personaje que no muestra cordura resulta un elemento perturbador para el lector.

Respecto a la temática oscura y de terror, la locura se ha utilizado en muchísimos argumentos de novelas del género, ya no solo por el carácter impredecible del personaje que la sufre, sino también por las técnicas literarias utilizadas para ambientar la trama y, a su vez, adentrar al lector en un estado de confusión y angustia.

Para hacernos una sencilla idea, podemos afirmar que, en infinidad de casos, vemos cómo un personaje tipo antagonista de los thriller o protagonista en novelas de terror se corresponde con un psicópata, capaz de cometer crímenes atroces o torturas perturbadoras. También, podemos encontrarnos con creadores de monstruos, responsables de virus y cualquier agente nocivo contra la humanidad. Por esta razón, nos aterroriza tanto la locura, porque supone una pérdida de humanidad que ataca a la misma.

No obstante, y no se puede negar, también existen obras cuyo concepto y tratamiento de «la locura» no suponen una visión negativa de la misma y es utilizada como vehículo para ideas filosóficas, morales y éticas como ocurre en Alicia en el País de las Maravillas, cuyos juegos de palabras e intervenciones de algunos de sus personajes llevan a los lectores a cuestionarse ciertas ideas y facetas vitales.

Pero como aquí, hoy, nos ocupa la locura en su faceta más oscura, no entraremos en detalles respecto a esto último. Esta condición mental, sin duda, se percibe como peligrosa, misteriosa y fascinante a partes iguales para los autores del género, puesto que posibilita gran variedad de recursos para crear atmósferas sombrías con gran carga emocional y psicológica. Trabajada en cualquiera de sus variantes, ya sea la insensibilidad del psicópata, las visiones que «en teoría» sufren o voces que oye el esquizofrénico (y ponemos entre comillas en teoría, porque aquí las posibilidades y argumentos se disparan si se une con el espiritismo y otros aspectos sobrenaturales) o las reacciones del neurótico, apareció, aparece y aparecerá en la literatura de terror y suspense de varias épocas.

Respecto a las técnicas literarias, algunos autores como Poe dominaban la prosa y las particularidades narrativas para crear un ambiente que generara angustia en el lector, que le hiciera estremecerse. Un buen ejemplo de ello lo podemos apreciar en el relato de El corazón delator, del mismo autor, en el cual, gracias al uso de exclamaciones seguidas y la elipsis de conjunciones como «y», consigue aumentar el ritmo de la narración y con él acrecienta la histeria del personaje.

Otra técnica reside en solapar escenas y marcos espacio temporales para representar la confusión de lo irreal con la verdad palpable. Los diálogos interiores suponen también una fuerte base para crear ese clima de desconcierto, dependiendo de la intensidad de los mismos y, por supuesto, las acciones del personaje (no creo que nadie desconozca El silencio de los corderos).

Y no podemos olvidarnos del recurso de las apariciones, los espíritus y las visiones, que completan un cóctel terrorífico y delirante como, por ejemplo, en El Resplandor de Stephen King, donde el lugar donde se desarrolla la trama, junto a las apariciones, juegan un papel determinante en la psicología de sus personajes.

Como podrás ver, la locura es un tema recurrente del terror. El hecho de que aquellos que la sufren se encuentran entre nosotros añade la verosimilitud suficiente para que lleguemos a sentirnos identificados y suframos con los protagonistas de las obras que la tratan. Y seguro que tú conoces novelas cuya presencia y peso es indudable para crear en nosotros ese escalofrío escurridizo durante la lectura.

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¡Hasta pronto y felices letras!